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En 2024, el nivel del mar global aumentó 0,59 centímetros, superando en un 37% la cifra proyectada para ese año. Aunque la diferencia puede parecer mínima a simple vista, representa un cambio acelerado que compromete la seguridad de ecosistemas costeros, regiones insulares y comunidades enteras.

Este dato proviene del seguimiento satelital que realiza la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos (NASA), que ha venido monitoreando la elevación del mar desde 1993. Según el análisis, la tasa de aumento del nivel del mar se ha más que duplicado en las últimas tres décadas, acumulando un alza total de 10 centímetros a nivel global.

Este récord sostenido ha sido posible gracias a una serie ininterrumpida de satélites de observación oceánica, que comenzó con TOPEX/Poseidon en 1992. Actualmente, el satélite Sentinel-6 Michael Freilich, lanzado en 2020, continúa esta labor junto con su gemelo, el Sentinel-6B, que cubrirá aproximadamente el 90% de los océanos del planeta con una precisión de pocos centímetros.

El principal responsable del aumento registrado en 2024 es la expansión térmica del agua, un fenómeno derivado del calentamiento de los océanos. En años anteriores, la mayor parte del incremento provenía del derretimiento de glaciares y capas de hielo. Pero en 2024, dos tercios del aumento se explican por la dilatación del agua caliente, lo que marca un cambio significativo en la dinámica oceánica.

El calor se acumula en la superficie y, dependiendo de las condiciones locales, puede infiltrarse en las capas profundas del océano. Corrientes intensas como las del océano Antártico o fenómenos como El Niño pueden acelerar este proceso, agitando las capas térmicas y facilitando una mezcla vertical del calor. Este comportamiento explica en parte por qué, con 2024 como el año más cálido jamás registrado, los océanos también hayan alcanzado sus niveles más altos en tres décadas.

Para países como Colombia, con más de 3.000 kilómetros de costa entre el Caribe y el Pacífico, esta tendencia global representa un riesgo creciente. El ascenso del mar amenaza con erosionar playas, impactar zonas urbanas, afectar ecosistemas estratégicos como manglares y arrecifes, y poner en peligro infraestructura vital.

Frente a esta realidad, es urgente reforzar las estrategias de protección costera. En Cartagena, por ejemplo, ya se adelantan obras por más de 160 mil millones de pesos para mitigar estos impactos. Pero este tipo de intervenciones deben extenderse a otras regiones como San Andrés, Tumaco, Buenaventura, Barranquilla y La Guajira, donde las condiciones de vulnerabilidad son altas.

Frente a esta realidad, es urgente reforzar las estrategias de protección costera. En Cartagena, por ejemplo, ya se adelantan obras por más de 160 mil millones de pesos para mitigar estos impactos. Pero este tipo de intervenciones deben extenderse a otras regiones como San Andrés, Tumaco, Buenaventura, Barranquilla y La Guajira, donde las condiciones de vulnerabilidad son altas.

La ingeniería nacional desempeña un papel esencial en la respuesta al cambio climático, abarcando desde el diseño y ejecución de obras de protección costera hasta la evaluación de riesgos y la planificación territorial. Según el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, Colombia enfrenta un aumento del nivel del mar que podría alcanzar entre 0,4 y 0,8 metros para el año 2100, dependiendo de los escenarios de emisiones. Este fenómeno amenaza con afectar significativamente a ciudades costeras como Cartagena, Barranquilla y Tumaco, incrementando la vulnerabilidad de infraestructuras y comunidades.

A pesar de estos desafíos, la oferta académica en ingeniería relacionada con el cambio climático es aún limitada. Aunque existen cursos y diplomados específicos, la integración de contenidos obligatorios sobre cambio climático en los programas de ingeniería sigue siendo insuficiente. Esto subraya la necesidad urgente de que las universidades y los gremios profesionales fortalezcan la formación de ingenieros con competencias específicas para enfrentar los retos que impone el cambio climático en el país.

El aumento del nivel del mar no es una advertencia futura: es una transformación en curso que ya está ocurriendo. Requiere respuestas técnicas, sostenibles y articuladas, donde la ingeniería colombiana debe ser protagonista en la construcción de soluciones para proteger nuestras costas y garantizar la resiliencia del país frente al cambio climático.

Fuentes: https://colaboracion.dnp.gov.co/CDT/Ambiente/PNACC%202016%20linea%20accion%20prioritarias.pdf