Por: Argelino Durán Ariza, presidente de la SCI

El país ha tenido importantes avances en la definición de la política pública respecto al desarrollo sostenible. El 16 de marzo de 2018 se aprobó el Conpes 3918, el cual establece la hoja de ruta para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2030.

Directriz que permitirá reglamentar en los diferentes sectores los lineamientos de desarrollo que deben incluirse dentro de los procesos de licitación, contratación, construcción y puesta en marcha de los proyectos de infraestructura.

La sostenibilidad debe exigirse, implementarse y evaluarse desde las tres perspectivas de desarrollo: ambiental, social y económica. Los proyectos de infraestructura deben caracterizarse por ir más allá de un cierre financiero. Si bien el componente económico es indispensable, las demás variables tienen un papel relevante, pues pueden poner en riesgo la sostenibilidad de la infraestructura en el futuro, ya sea por temas de seguridad para la población o por fenómenos como el cambio climático, grave problema ambiental al que nos enfrentamos en la actualidad.

Indudablemente, se ha avanzado en establecer criterios de sostenibilidad promoviendo el uso de nuevos materiales, especificaciones técnicas de diseño más eficiente y nuevas tecnologías de iluminación, entre otros.

Por ejemplo, desde la Vicepresidencia de la República, el Ministerio de Ambiente, el Instituto Nacional de Vías (Invías) y la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), se impulsó el uso de mezcla asfáltica modificada con gránulo de caucho reciclado (GCR) en la pavimentación de los corredores viales denominados 4G.

Esta directriz permite que un problema ambiental, como es el almacenamiento de llantas usadas, se convierta en una solución para la mezcla asfáltica que se aplica en los pavimentos en vías nacionales y secundarias. Adicionalmente, se ha incentivado a los constructores que participen en licitaciones a hacer uso de esta alternativa dando puntajes adicionales que ofrezcan su aplicación en la construcción de la vía.

Otro ejemplo notable de sostenibilidad es la construcción del viaducto de la Ciénaga de la Virgen, en Cartagena, una obra que incorporó tecnologías de última generación que permitieron reducir al mínimo la interferencia con las coberturas de manglar, e igualmente en varios sectores de la capa de rodadura se aplicaron mezclas modificadas con caucho para reducir el impacto sonoro por la fricción de las llantas, y de esta manera proteger las zonas de cría y reproducción de las aves migratorias presentes en la ciénaga.

Lo anterior es un buen ejemplo de una obra exitosa, realizada con calidad y con un decidido enfoque de respeto al ambiente y a las comunidades donde fue desarrollada.

En nuestro gremio hay una clara conciencia por desarrollar obras de calidad, pensadas en la sostenibilidad de largo plazo y bajo criterios de eficiencia ambiental y social, pero se requiere un desarrollo técnico y normativo que permita difundir estas prácticas y las convierta en actividades habituales en el ciclo de los proyectos.