Hoy el reto de la ingeniería es ante un río Cauca caudaloso e indomable, una montaña andina que respira y está inquieta, y unas lluvias que por fin parecen irse. La invitación es al compromiso, la creatividad, la innovación, las sinergias pero ante todo, la sindéresis.

El primero de julio de 2018 sería la fecha para que EPM, Antioquia y Colombia celebraran con orgullo el inicio del llenado de la presa del megaproyecto hidroeléctrico Pescadero-Ituango; sin embargo, el sábado 28 de abril un alud de tierra provocado por una condición geológica causó un desmoronamiento de roca y tierra en el interior de uno de los túneles de desviación auxiliar, desde entonces la historia épica se convirtió en una crisis social, ecológica, de infraestructura, económica y política sin un final certero.

La solidaridad del pueblo colombiano con Hidroituango, EPM y Antioquia ha sido contundente y se debe reconocer con nobleza, además ha servido para minimizar críticas aisladas y disonantes que nunca faltan. La nación ha entendido el drama humano y el riesgo financiero de la tercera empresa más grande del país en Ebitda y utilidades, que genera más de 7.250 empleos directos, el 25 % de la energía de Colombia y medio billón de impuestos anuales para el Estado.

Las comunidades afectadas están conviviendo cada segundo con la realidad del riesgo, los retos de ser refugiados, la pausa en sus vidas, el riesgo de su patrimonio y el freno de su economía. Estos pueblos deben sentirse reconocidos y acompañados por la solidaridad del Gobierno, EPM y la ciudadanía. Es imprescindible que continúen respetando las alertas de riesgo de los monitoreos y participando de los procesos sociales oficiales. De salvarse Hidroituango su desarrollo y economía serán transformados por las oportunidades que trae el proyecto y así muchos pobladores de la región podrán dejar atrás grupos ilegales y cultivos de coca que han estado hasta ahora presentes en la zona. Esta hidroeléctrica que hoy exige de ellos paciencia es la misma que puede representarles un gran porvenir.

El gobernador de Antioquia se ha mostrado irresponsable y oportunista en sus declaraciones, suponiendo que es verdad que no tuviera suficiente información, ese vacío cae directamente sobre él mismo, ya que como mayor accionista de una inversión en riesgo y miembro de la junta directiva, no puede delegar su compromiso moral ni su responsabilidad legal en esta situación, menos aún tener la mezquindad de usarlo como herramienta política. Adicionalmente, en caso de una tragedia, es la Gobernación la que, sin duda, tendría que enfrentar una situación crítica frente a las poblaciones afectadas río abajo, Luis Pérez debe entender que trabajar en equipo es la mejor manera de asumir esta crisis y los escenarios de riesgo para la población.

Por otro lado, el alcalde de Medellín Federico Gutiérrez, el gerente de EPM Jorge Londoño, la junta directiva de EPM, la firma Integral, encargada de la realización de planos y especificaciones del proyecto, y el consorcio CCC Ituango, constructor de la obra, han demostrado trabajar en equipo segundo a segundo asumiendo las realidades y las incertidumbres con lineamientos claros: primero la comunidad, luego el ecosistema y finalmente el proyecto. No podemos dejar de reconocer que en este drama que lleva 48 días no ha habido un desaparecido, un herido grave, ni un muerto. Hoy el reto de la ingeniería es ante un río Cauca caudaloso e indomable, una montaña andina que respira y está inquieta, y unas lluvias que por fin parecen irse.

El presidente Juan Manuel Santos, a quien desde este espacio le reclamamos su compromiso con este drama que por sus implicaciones y dimensión es de interés público y nacional, ha visitado ya la zona acompañado de expertos del gobierno de EE.UU., se ha reunido con los líderes de la megaobra e incluso ha pedido a alcalde y gobernador limar asperezas y tener foco: “es el momento de estar unidos todos para enfrentar esta situación”.

El riesgo de la hidroeléctrica requiere voces expertas, no ingenieros aficionados y oportunistas creando caos mediáticos, que ayuden a la creación de escenarios y probabilidades. Los informes de EE. UU., de la ONU y de la Sociedad Colombiana de Ingenieros deben compartirse con EPM, servir a la solución y claridad de los hechos y no complacer intereses alternos o políticos. Primero está el compromiso moral. Los entes de control regional y nacional deben investigar responsabilidades y sanciones pero en su afán de protagonismo no pueden entorpecer el trabajo ni actuar imprudentemente y menos crear irresponsables pánicos financieros que hagan daño al futuro de los intereses de Colombia.

Un reloj que no para en este duelo entre la naturaleza y la ingeniería. La invitación es al compromiso, la creatividad, la innovación, las sinergias pero ante todo, la sindéresis

Fuente: Editorial El Colombiano