En la sede Julio Garavito Armero de la Sociedad Colombiana de Ingenieros (SCI) se realizó el conversatorio “Historia de la Ingeniería Naval en Colombia”, un espacio dedicado a revisar el papel que cumple esta disciplina en el desarrollo nacional y su proyección hacia el futuro. El encuentro reunió a representantes de la Armada Nacional, asociaciones profesionales y académicos vinculados al ámbito marítimo y fluvial, con el propósito de visibilizar los avances alcanzados y las acciones necesarias para consolidar a Colombia como nación marítima.

El ingeniero Hernando Monroy Benítez, presidente de la SCI, hizo un llamado a fortalecer la ingeniería naval como componente estratégico del desarrollo nacional. Señaló que el país no puede limitar su mirada al territorio continental y que el conocimiento técnico, la investigación aplicada y la formación de talento especializado son condiciones indispensables para aprovechar de manera sostenible su potencial marítimo y fluvial.
“El mar debe ser parte de nuestra planificación, de nuestra cultura y de nuestras decisiones técnicas —afirmó—. Fortalecer la ingeniería naval es fortalecer la soberanía y el futuro productivo de Colombia.”

Las conferencias iniciales, a cargo del Capitán de Navío Juan Carlos Hincapié Agudelo y del Vicealmirante (RA) Luis Ordóñez, abordaron la evolución tecnológica y estratégica de la ingeniería naval. El Capitán de Navío Juan Carlos Hincapié, director de Sanidad Naval de la Armada Nacional, explicó cómo la disciplina ha transitado desde los cascos de madera y vela hacia la construcción modular en acero y el uso de modelado tridimensional, gemelos digitales y realidad aumentada para optimizar procesos. El Vicealmirante Ordóñez, por su parte, profundizó en la diferencia entre poder marítimo y poder naval, destacando que el 90 % del comercio exterior colombiano se moviliza por vía oceánica y que más del 40 % del territorio nacional corresponde a zonas marinas. En su presentación resaltó la importancia de COTECMAR como ejemplo de articulación entre Estado, academia e industria, y como símbolo de independencia tecnológica alcanzada por el país.

Durante la jornada se realizó un conversatorio que reunió al Contralmirante Walter Olmedo Wilches, al Capitán de Navío (r) Enrique Oñate, al Vicealmirante (RA) Luis Ordóñez y al Capitán Juan Carlos Hincapié Agudelo, bajo la moderación del ingeniero Julio Mario Villamizar, presidente de la Comisión Técnica Permanente de Historia y Patrimonio de la SCI, y de la Capitán Loida Niño Franco, directora de Historia Naval de la Armada Nacional. A través de sus intervenciones reconstruyeron los principales hitos de la ingeniería naval colombiana: desde la creación de la Escuela Naval tras el conflicto con el Perú, la llegada de destructores y fragatas que modernizaron la flota nacional, hasta la actual construcción de fragatas tipo SIGMA en COTECMAR. Coincidieron en que la historia técnica del país ha estado acompañada por la formación de ingenieros comprometidos con la innovación y la soberanía.

El debate también destacó la importancia de fortalecer la conciencia marítima nacional, incorporar contenidos sobre el mar en los currículos educativos y promover la investigación aplicada en energías oceánicas, materiales avanzados y mantenimiento predictivo.

El cierre estuvo a cargo del ingeniero Carlos Julio Cuartas, miembro de la Comisión Especial de Ética de la Sociedad Colombiana de Ingenieros, quien ofreció una reflexión sobre el vínculo entre ingeniería, defensa y bien público. Recordó que la ingeniería naval, junto con la civil y la militar, nació como una sola profesión dedicada al progreso humano, y evocó las palabras del  padre Simón Sarasola:“símbolo de la fuerza es el hierro: en manos del asesino es vil y llámase puñal; en manos del militar es noble y llámase espada; en manos del ingeniero es prodigio y llámase civilización”. Su intervención sintetizó el espíritu del conversatorio: la ingeniería como fuerza civilizadora que transforma conocimiento en desarrollo, técnica en soberanía y memoria en futuro.

Actualmente, la ingeniería naval atraviesa una transformación profunda. Se orienta hacia la descarbonización, mediante el uso de combustibles más limpios y sistemas de propulsión eléctrica e híbrida; hacia la digitalización, con herramientas que permiten diseñar, probar y mantener embarcaciones con mayor precisión; y hacia la energía marina, con proyectos de generación eólica en el mar y nuevas infraestructuras costeras.

Estas tendencias —como coincidieron los participantes del conversatorio— marcan la ruta de las próximas décadas y representan una oportunidad para que Colombia fortalezca su investigación, su industria y la formación de ingenieros especializados capaces de liderar este cambio tecnológico.

Reflexiones finales del conversatorio

  1. Conocer la historia de la ingeniería naval para orientar el rumbo profesional y las decisiones técnicas.
  2. Vivir la experiencia a bordo: la práctica en buques y plataformas permite diseñar y operar con criterios ajustados a la realidad.
  3. Recorrer todo el ciclo del proyecto (estructuración, costos, producción, construcción y mantenimiento) para consolidar competencias integrales.
  4. Apropiación tecnológica e independencia: leer, absorber y potenciar ingeniería de referencia para diseñar y exportar soluciones propias.
  5. Conciencia marítima: incorporar contenidos del mar en currículos escolares y universitarios para asumir el país como nación marítima.
  6. Articulación Estado–academia–industria: fortalecer esquemas de cooperación tipo COTECMAR y difundir resultados técnicos con mayor continuidad.
  7. Prioridades de innovación: energías del océano, simulación y gemelos digitales, mantenimiento predictivo y materiales avanzados aplicados a cascos y sistemas.