La entrada en vigencia de la Ley 2232 de 2022 en Colombia ha impulso el desarrollo de soluciones técnicas aplicadas en diferentes campos, como la ingeniería de materiales, la ingeniería industrial, los procesos de reciclaje, el rediseño de productos y las estrategias logísticas y de recolección implementadas en el país.
Esta reglamentación, que comenzó a aplicar restricciones el 7 de julio de 2024, busca mitigar los impactos negativos de los plásticos de vida corta sobre los ecosistemas terrestres y acuáticos. Ingenieros de distintas disciplinas en Colombia han respondido a este desafío mediante propuestas que van desde la creación de nuevos materiales biodegradables hasta la adopción de procesos industriales basados en la economía circular.
Desarrollo de materiales biodegradables de origen colombiano
En los últimos tres años, Colombia ha avanzado en la formulación de materiales compostables que permiten sustituir los plásticos tradicionales, aprovechando recursos renovables como el almidón de yuca, el maíz, las fibras naturales y los residuos agrícolas. También se han desarrollado empaques tipo mono-material, que facilitan su separación y reciclaje, contribuyendo así a mejorar la eficiencia de los procesos de valorización. Esta alternativa complementa los avances en materiales compostables, al permitir una transición hacia soluciones más sostenibles dentro de los sistemas industriales existentes.
Además, se han explorado envases y utensilios rígidos utilizando fibras de residuos agroindustriales, integrando en algunos casos elementos adicionales que aportan valor ecológico, como semillas para favorecer la recuperación de espacios verdes urbanos. Estas propuestas combinan funcionalidad con beneficios ambientales.
Innovaciones en procesos de recolección y reciclaje
En Colombia, la cadena de reciclaje se ha reforzado con la integración de plataformas digitales y el uso de tecnologías que permiten rastrear los residuos, facilitando la conexión entre quienes generan desechos, los sistemas logísticos eficientes y los recicladores certificados.
Las nuevas tecnologías permiten a hogares y empresas gestionar sus residuos aprovechables a través de aplicaciones móviles que ayudan a planificar la recolección y registran de forma eficiente los materiales reciclados. Esta articulación entre tecnología, logística y formalización laboral contribuye significativamente a incrementar la tasa de recuperación de plásticos y reducir la cantidad de residuos enviados a disposición final.
Actualmente, también se han implementado máquinas automáticas que promueven la devolución envases mediante incentivos. Estos métodos tecnológicos utilizan sensores y dispositivos electrónicos para fomentar la participación de los ciudadanos y complementar la infraestructura tradicional de reciclaje.
En el ámbito de la ingeniería de procesos, se ha avanzado en el reciclaje químico de plásticos de difícil valorización mediante la aplicación de tecnologías como la pirólisis, que permiten convertir los desechos plásticos en materias primas reintegradas a la industria petroquímica. Estas iniciativas facilitan el cierre del ciclo de materiales que solían terminar en rellenos sanitarios o en el ambiente.
Rediseño de productos y sistemas circulares
La reestructuración de productos ha sido una estrategia fundamental para cumplir con las disposiciones legales vigentes. En la industria de alimentos y bebidas, se ha promovido el reemplazo de utensilios, recipientes y envoltorios por opciones reutilizables o fabricadas con materiales biodegradables y compostables.
Startups tecnológicos que lideran el cambio
La aplicación de la Ley 2232 ha coincidido con un auge de iniciativas ambientales, muchas de ellas lideradas por ingenieros y emprendedores que vieron en esta regulación una oportunidad para innovar. Han desarrollado soluciones tecnológicas enfocadas en el tratamiento de desechos, el uso de materiales alternativos y la promoción de la conciencia ambiental.
Un ejemplo es Muta, una empresa fundada por el ingeniero industrial Alejandro Caiaffa, que mejora la recolección de residuos mediante algoritmos de enrutamiento inteligente. Esta herramienta conecta directamente a quienes generan desechos con recicladores autorizados y está funcionando en cinco ciudades del país. Gracias a su enfoque, ha conseguido reintegrar millones de kilogramos de materiales reciclables dentro de la economía circular.
LifePack es un buen ejemplo de iniciativa sostenible fundada en Cali por Claudia Barona y Andrés Benavides. La empresa fabrica vajillas biodegradables y plantables utilizando fibra de maíz y residuos de piña como materia prima principal. Después de usarlos, pueden sembrarse directamente. La empresa ha sido elogiada por su enfoque innovador en la protección del medio ambiente y su contribución social al generar empleo para mujeres cabeza de familia
Además, es importante señalar a EcoBot como una iniciativa creada por ingenieros electrónicos en Medellín, que ha desarrollado dispositivos recolectores de envases reciclables y recompensa a los usuarios por su participación, generando beneficios tanto para ellos como para el ambiente. Por otro lado, Recypuntos funciona como una plataforma ambiental tipo fintech, donde los usuarios acumulan puntos por acciones de reciclaje que luego pueden canjear por productos o donaciones.
En Colombia se pueden encontrar empresas como Conceptos Plásticos, que muestran cómo la arquitectura y la ingeniería pueden darles una segunda vida a los residuos. La iniciativa fue creada por el arquitecto Óscar Méndez y su equipo, con el propósito de transformar desechos plásticos en bloques modulares que se utilizan para construir viviendas de interés social. Este proyecto combina conocimientos en ingeniería civil y de materiales, junto a disciplinas ambientales y químicas, para convertir un problema medioambiental en una solución habitacional sostenible.
Estos proyectos no solo cumplen con los requisitos técnicos de sostenibilidad, sino que también originan empleos especializados y promueven una cultura ciudadana en torno al reciclaje. En conjunto, evidencian la capacidad creativa y la preparación de la ingeniería nacional para enfrentar de forma rigurosa los desafíos ambientales.
Conclusión
La promulgación de la Ley sobre Plásticos de Un Solo Uso ha dado lugar a generado un entorno propicio para la innovación técnica en el que participan ingenieros, investigadores y empresarios. El desarrollo de nuevos materiales, los avances en reciclaje y el rediseño de productos y envases son ejemplos tangibles de cómo el conocimiento y la aplicación de la ingeniería pueden transformar los retos ambientales en oportunidades para la sostenibilidad y el crecimiento económico.
Estos cambios de comportamiento también se reflejan en los resultados conseguidos. De acuerdo con información oficial proporcionada por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, desde 2019, el uso de bolsas plásticas ha reducido en un 60 %, como resultado tanto de las políticas gubernamentales como del crecientemente mayor interés ambiental por parte de consumidores y comerciantes.
Los avances logrados hasta el momento evidencian que la ingeniería puede desempeñar un papel crucial en la atención de los desafíos ambientales. Sin embargo, el camino hacia una gestión realmente sostenible del plástico todavía está en proceso. Para lograr este objetivo, será necesario seguir articulando distintos saberes técnicos, promover una búsqueda constante de innovación y fortalecer el compromiso colectivo de la sociedad.
Comunicaciones SCI
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