De días calurosos con cielos despejados a madrugadas heladas con presencia de escarcha. O de semanas enteras de sequía a lluvias torrenciales que colapsan sistemas de drenaje. Estos cambios térmicos tan abruptos ya no son una rareza del clima, sino una tendencia global que, según la ciencia, se intensificará en las próximas décadas.
Un estudio publicado recientemente en la revista Nature Communications (abril de 2025), liderado por Ming Luo de la Universidad de Guangzhou, analiza datos de temperaturas entre 1961 y 2023 y concluye que los denominados «flips térmicos» o cambios bruscos de temperatura han aumentado en frecuencia e intensidad en más del 60 % del planeta. Estos eventos se caracterizan por transiciones rápidas (menos de tres días) entre extremos de calor y frío, con diferencias superiores a 15 grados Celsius.
La investigación, que combina registros históricos con modelos climáticos del CMIP-6, revela que regiones como Europa occidental, Sudamérica, el norte de África y el sudeste asiático son las más afectadas. Además, en escenarios de altas emisiones de gases de efecto invernadero, se prevé que la exposición de la población a estos saltos térmicos podría duplicarse hacia finales de siglo, siendo los países de renta baja los más vulnerables (con niveles de exposición hasta seis veces superiores a la media mundial).
Para el profesor de Ingeniería Forestal Víctor Resco de Dios (Universidad de Lleida), “el tiempo está loco” no es una exageración, sino una expresión popular que resume lo que la ciencia ya ha comprobado: una mayor volatilidad climática. En declaraciones al Science Media Centre España (SMC España, 2025), Resco advierte que este fenómeno puede provocar desde la pérdida de cosechas hasta daños estructurales por fatiga térmica. Por su parte, el investigador Xavier Rodó (ISGlobal) señala que el impacto en la salud humana merece mayor atención ante el encadenamiento de eventos extremos.
Colombia: registros que confirman la tendencia
Aunque los estudios globales ayudan a entender el fenómeno, en Colombia ya se está viviendo en carne propia. El IDEAM, a través de sus boletines técnicos, ha reportado este tipo de comportamientos con creciente frecuencia.
En enero de 2025, varias zonas del altiplano cundiboyacense registraron temperaturas mínimas cercanas a los 0 °C al amanecer y temperaturas superiores a los 22 °C en las tardes del mismo día. Estas diferencias de más de 20 grados en pocas horas fueron explicadas por el IDEAM como resultado de cielos despejados y el fenómeno de enfriamiento radiativo nocturno (Boletín Climatológico, febrero 2025).
Según el IDEAM, estos contrastes térmicos generan condiciones propicias tanto para las heladas en zonas altas como para incendios forestales en regiones secas. El boletín de seguimiento al ciclo ENOS del mismo mes indica que la transición hacia una fase neutra o La Niña leve puede intensificar esta variabilidad día/noche en los Andes orientales (Boletín ENOS, febrero 2025).
Impactos directos en la ingeniería
El aumento de estos cambios térmicos abruptos implica desafíos concretos para la planificación, el diseño y el mantenimiento de la infraestructura:
- Agricultura: floraciones anticipadas seguidas de heladas pueden arruinar cosechas sensibles.
- Salud pública: los grupos vulnerables enfrentan golpes térmicos consecutivos con escaso margen de adaptación.
- Ingeniería civil: las estructuras deben prepararse para dilataciones y contracciones aceleradas. «Estas oscilaciones forzarán a las infraestructuras a ciclos de fatiga para los que no fueron diseñadas», afirma Resco de Dios (SMC España, 2025).
Los cambios bruscos de temperatura, lejos de ser una curiosidad climática, representan un reto concreto para la ingeniería y la planificación del territorio. En un contexto donde los extremos se vuelven más frecuentes y menos predecibles, resulta fundamental que quienes diseñan y gestionan infraestructura en el país incorporen este tipo de variabilidad en sus criterios técnicos. Comprender y anticipar estos fenómenos no solo mejora la resiliencia de las obras, sino que también contribuye a proteger a las comunidades y a los ecosistemas que dependen de ellas.
Comunicaciones SCI
REFERENCIAS
Declaraciones Expertos Víctor Resco de Dios y Xavier Rodó