La Sociedad Colombiana de Ingenieros (SCI), la Sociedad Huilense de Ingenieros y la Cámara de Comercio del Huila organizaron en Neiva un encuentro técnico sobre Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR), con el propósito de analizar los avances, limitaciones y desafíos de estos proyectos en el departamento y su impacto en la descontaminación del río Magdalena.

El evento reunió a autoridades ambientales, empresas de servicios públicos y representantes del sector académico y empresarial, quienes presentaron diagnósticos, proyectos en marcha y reflexiones técnicas.

Avances y diagnósticos presentados

El ingeniero Leonel Obregón, de la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena (CAM), explicó que actualmente 23 de los 37 municipios del Huila cuentan con PTAR, lo que ubica al departamento por encima del promedio nacional en cobertura. Sin embargo, advirtió que el mayor desafío no es la cantidad de plantas, sino la carga contaminante que llega a las fuentes hídricas, principalmente de origen doméstico. Con el plan “Huila territorio de vida†(2024-2027), se espera llegar a 27 municipios con PTAR operando, aunque Neiva y Pitalito —los de mayor población— seguirán pendientes de resolver esta necesidad.

El ingeniero Andrés Felipe Gustavo, director regional de Cormagdalena, enfatizó la magnitud del problema en Neiva: más de 1.200 litros por segundo de aguas residuales sin tratamiento llegan al río Magdalena, equivalentes a llenar unas 60 piscinas olímpicas cada día. Explicó que la entidad tiene como misión coordinar acciones para la protección, restauración y navegabilidad del río, y presentó proyectos en curso como restauración ecológica, monitoreo hidráulico y aportes a la estructuración de PTAR en municipios ribereños del Huila.

El doctor Andrés Eduardo Charry Guilombo, gerente de las Empresas Públicas de Neiva (EPN), presentó el estado actual del proyecto de PTAR para la capital huilense, que tras más de 20 años de intentos aún no se ha concretado. Señaló que el 95% de los estudios previos deben rehacerse y que la meta inmediata es lograr la viabilización técnica del proyecto mediante una nueva consultoría, con un costo estimado de 5.255 millones de pesos. Destacó además que la contaminación de Neiva equivale a 13.904 kg/día de DBO5 y 4.819 kg/día de sólidos suspendidos totales, cifras que hacen urgente materializar la planta.

Por su parte, el ingeniero Alberto Uribe, experto en PTAR, presentó un análisis comparado de tecnologías de tratamiento y su aplicabilidad a la realidad de Neiva. Señaló que el tipo de carga contaminante de la ciudad es principalmente de origen doméstico, lo que hace viable la implementación de sistemas de filtros percoladores de alta tasa en medio plástico, tecnología que ofrece eficiencia con menores costos de operación. También advirtió que la sostenibilidad del proyecto no depende solo de la construcción, sino de la planeación, la capacitación del personal y la garantía de operación a largo plazo.

Conversatorio: perspectivas y debates

El panel reunió a Paulino Galindo Yustres, exdirector de la hidroeléctrica de Betania; Carlos Pinzón Sánchez, director técnico de la Sociedad Colombiana de Ingenieros; Jaime Izquierdo Bautista, docente e investigador de la Universidad Surcolombiana; y Eduardo Rojas Vega, empresario en tecnologías de tratamiento de aguas. La moderación estuvo a cargo del ingeniero Alberto Uribe, experto en PTAR.

La falta de planeación como obstáculo

Para el ingeniero Paulino Galindo, el caso de Neiva refleja cómo los tiempos judiciales han condicionado los proyectos de saneamiento, dejando de lado la planificación técnica. Señaló que de las 23 PTAR existentes en el Huila, solo unas 15 funcionan con normalidad, y advirtió que, sin estudios de riesgos claros, como los de inundación, no se puede garantizar la sostenibilidad de nuevas plantas. “Lo que ha faltado es planeación, planeación y más planeaciónâ€, concluyó.

La necesidad de un enfoque regional

El ingeniero Carlos Pinzón, en representación de la SCI, destacó que los proyectos de saneamiento no deben pensarse como esfuerzos aislados de cada municipio. “Cada vez que captamos agua del Magdalena tenemos la obligación de devolverla en las mejores condiciones. Estos proyectos deben asumirse de manera integral y regionalâ€, afirmó.

PTAR con enfoque social

El profesor Jaime Izquierdo recalcó que las plantas de tratamiento no son solo infraestructura, sino proyectos sociales que requieren aceptación ciudadana. “Una planta de tratamiento se hace para la gente y por la gente. Si no logramos apropiación comunitaria, cualquier proyecto está destinado a fracasarâ€, expresó, al tiempo que advirtió sobre la contaminación derivada de actividades agrícolas como el café y la pesca en la cuenca alta del río.

Innovación y sostenibilidad operativa

El empresario Eduardo Rojas cuestionó que históricamente se haya repetido el mismo esquema sin resultados efectivos. Propuso incluir en los proyectos un año de operación garantizada desde el inicio, con presupuesto para mantenimiento y capacitación. También llamó a abrir espacio a tecnologías innovadoras dentro del marco normativo y a impulsar el reuso del agua: “Mientras sigamos viendo las PTAR como un gasto y no como una inversión que devuelve agua útil, seguiremos repitiendo los mismos erroresâ€.

Conclusiones de la jornada

La discusión permitió extraer varias conclusiones clave:

  • La planeación rigurosa es un requisito indispensable: proyectos como la PTAR de Neiva han fracasado por falta de estudios completos y visión a largo plazo.
  • El enfoque regional e integral es necesario para que las soluciones no sean aisladas, sino que incluyan a varios municipios y sectores productivos.
  • Las PTAR deben concebirse como servicios sociales, con apropiación comunitaria y procesos de educación ambiental que garanticen sostenibilidad en el tiempo.
  • Es urgente promover la innovación tecnológica y el reúso del agua, superando barreras normativas que hoy limitan la implementación de nuevas soluciones.
  • La financiación diversificada —con participación de entidades locales, nacionales, privadas e internacionales— es la única vía para que los proyectos se materialicen sin depender exclusivamente de los recursos del gobierno central.

La jornada abrió un escenario de reflexión colectiva sobre cómo transformar las PTAR del Huila en proyectos que trasciendan la infraestructura y se conviertan en soluciones efectivas para el saneamiento y el futuro del río Magdalena.